viernes, 16 de mayo de 2014

Kaddish. Maurice Ravel.

Kaddish es una pieza musical perteneciente a la colección, Deux melodies hebraïques de Maurice Ravel.

Biografía:
Maurice Ravel nace en el País Vasco francés, en Saint-Jean-de-Luz, y cuya madre era de ascendencia vasca-española, además le recitaba canciones tradicionales españolas, que lo llevarán más tarde a interesarse por hacer música que evoque lo español. Desde niño ya recibía lecciones de armonía, contrapunto, composición y su ejecución era prolífica. Para principios de la última década del XIX ya ingresaba en el conservatorio de París donde formaría parte de Los Apaches y recibiría la influencia de Claude Debussy para continuar el Impresionismo, con el que pronto se convertiría en el afamado Ravel.

Algunas obras importantes:
Pavane pour une infante defunte
Cinq melodies grecques
Boléro

La obra:
Es una colección de dos canciones (Kaddish y L’énigme éternelle) ambas concebidas para piano y voz de registro medio-agudo y que luego orquestará (19-20). El primer debut lo realiza en junio de 1914 con la cantante Alvina Alvi. Por la cantidad de obras de este tipo, podemos decir que Ravel era gran admirador de las culturas milenarias: judaísmo (amigos-Alemania), Grecia (‘Cinco melodías griegas’), etc. En esta ocasión el Kaddish tiene una importancia adicional por ser su letra tomada de la oración homónima del judaísmo, dogma equivalente a nuestro padre nuestro, donde se exalta a la figura de Yahvé.

Exaltado y santificado sea su gran nombre, amén.
En este mundo de Su creación que creó conforme a Su voluntad; llegue su reino pronto, germine la salvación y se aproxime la llegada del Mesías, amén.
En vuestra vida, y en vuestros días y en vida de toda la casa de Israel, pronto y en tiempo cercano y decid Amén.
Bendito sea Su gran Nombre para siempre, por toda la eternidad; sea bendito, elogiado, glorificado, exaltado, ensalzado, magnificado, enaltecido v alabado Su santísimo Nombre (Amén), por encima de todas las bendiciones, de los cánticos, de las alabanzas y consuelos que pueden expresarse en al mundo, y decid: Amén.
Por Israel, y por nuestros maestros y sus alumnos, y por todos los alumnos de los alumnos, que se ocupan de la sagrada Torá, tanto en esta tierra como en cada nación y nación. Recibamos nosotros y todos ellos gracia,
bondad y misericordia del Amo del cielo y de la tierra, y decid: Amén (Amén)
Descienda del Cielo una paz grande, vida, abundancia, salvación, consuelo, liberación, salud, redención, perdón, expiación, amplitud y libertad, para nosotros y para todo Su pueblo Israel, y decid: Amén. (Amén)
El que establece la armonía en Sus alturas, nos dé con sus piedades paz a nosotros y a todo el pueblo de Israel, y decid: Amén. (Amén)”
Estética y armonía de la pieza

Ravel dibuja una melodía, lo que canta la voz, está cargada de ornamentaciones, fiorituras propias de un canto oriental. La parte inicial de la melodía parece formar parte de una escala española menor. Hay una mezcla de compases poco comunes con los comunes. Va modificando la armonía constantemente. Se estructura en dos partes, la primera sólo acompaña los primeros dos versos con algunas pinceladas por parte del piano de intervalos que empiezan en segundas y luego llegan a séptimas. La segunda sección está identificada y diferenciada por el acompañamiento, trozos de escalas, de esta escala española menor, en nonillos, decillos, seisillos y tresillos. Aunque pareciera mas bien que fueran acordes desplegados en arpegios, ya que la sonoridad que consigue al mezclar sol-lab-si-re y sol-lab-do-mib pareciera que estuviera haciendo todo el rato parte de una cadencia frigia aunque no en sensu estricto. Posteriormente va modificando la armonía hacia un rigor tonal con acordes desplegados, de mibM. Hasta que cante la sílaba amén va a persistir este acompañamiento, que luego volverá a las pinceladas, ahora graves y precedidas de figuras breves. Este clima de tranquilidad se rompe con acordes muy impresionistas que vuelven para acompañar una melodía más cíclica y melismática consistente en realizar escalas ascendiendo o descendiendo. Con esta melodía se pone fin a la canción.

Me gusta porque, además de estar enamorado del impresionismo, la sonoridad que consigue Ravel al mezclar escalas frigias o españolas o de tonos enteros acompañada al texto hebraico, es impresionante. Aunque mucha certeza musicológica no tenga la pieza, ya que muchos de los elementos que incorpora no forman parte de la música judía, esta canción no debería ser vista de manera idiosincrática sino que para mí representa una mezcla de sonoridades muy orientales-arabescas.



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